INTRODUCCIÓN
Si preguntáramos a nuestros estudiantes ¿Qué es la escritura?, seguramente nos responderían que es algo aburrido, lo
relacionarían con términos como ortografía, gramática, corrección, que para
ellos no tiene nada atractivo. Es cierto que para escribir debemos
usar reglas gramaticales y diccionarios, pero la escritura es mucho más que
eso, a través de ella podemos aprender, imaginar, reflexionar y gozar de la
belleza de la realidad o de la invención.
Durante el proceso se perfeccionan destrezas comunicativas al intercambiar y compartir ideas y
razonamientos con nuestros amigos o personas que nos rodean. Aprender a escribir significa aprender a
organizar ideas, construir textos con coherencia lógica, adaptar el estilo
según el destinatario, el tema tratado y el tipo de texto. La habilidad de
escribir es una vía que apoya el aprendizaje de otros aspectos de la actividad
verbal, si se orienta debidamente y se realiza de forma frecuente en el aula y
no como una actividad independiente de la clase.
El aspecto más relevante de estas consideraciones en
defensa de la escritura es el ofrecimiento de propuestas didácticas basadas en
el campo lúdico, el mundo literario y el contexto social.
Estudiosos como
L. S. Vigotsky (psicólogo ruso del primer tercio del siglo XX) y R. Feuerstein
(psicólogo y educador israelí, cuyos estudios se inician en los años 60 del
siglo XX) destacan la importancia del contexto social en el que se produce el
aprendizaje y su conveniencia en cooperación como complemento del aprendizaje
individual.
La creatividad, entendida como la capacidad de superar
problemas a los que nunca antes nos habíamos enfrentado, es una forma de
inteligencia. A través de estrategias lúdicas y narrativas, ayudamos a los más
pequeños a desarrollar su imaginación, a la vez que los animamos a pensar por
sí mismos y a tomar decisiones que son tenidas tan en cuenta como las de
cualquier adulto, lo que se transforma en una mayor autoconfianza.
El hábito de la escritura nos ayuda a expresarnos con
mayor corrección, a retener mejor la ortografía y la sintaxis de las oraciones,
amplía nuestro vocabulario y, en general, a adquirir un mayor dominio y manejo
del lenguaje.
Teniendo como base la escritura creativa se podrá
desarrollar una adecuada Animación a la
Lectura que debe conjugar: la parte curricular, el placer de leer, lo lúdico y
el juego como método de aprendizaje y el buen uso de estrategias bien elegidas
y planificadas de antemano, teniendo en cuenta los gustos y edades de los
lectores, practicando la interioridad, la participación voluntaria, y por qué
no, también la diversión.
En tal
sentido escribiendo y leyendo el hombre se personaliza, se diferencia de los
demás, aprende a interpretar, desvelar, analizar y valorar (tanto lo bueno como
lo que no lo es) las capacidades, aptitudes anhelos y deseos.
A continuación unos links de trabajo:
file:///D:/Document/Desktop/EXPERIENCIA%203%20HUARI%202013.htm
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